El dulce placer del sadomasoquismo

Foto: Thinkstock

Mientras unos conciben con horror la idea de proporcionar o sentir actos de rudeza u opresión, para otros resultan fascinantes las prácticas que incluyen incomodidad o dolor. El sadomasoquismo, un tabú de nuestros días, está más cerca de lo que imaginábamos.

El sadomasoquismo es un acrónimo de las palabras sadismo, obtención de placer al realizar acciones de crueldad o dominio, y masoquismo, sentir placer al ser víctima de tales actos. Ambos roles pueden presentarse en una relación sexual, siendo complementarios.

El sadomasoquismo es considerado una parafilia, es decir, un acto sexual en el que el placer no se concentra en la cópula sino en actividades que la acompañan, en este caso, el disfrute de los actos de domino sexual de manera consensuada, es decir, donde ambas partes acuerdan la ejecución de este tipo de actos.

El sadomasoquismo se encuentra enmarcado en lo que hoy se denomina con la sigla BDSM (Bondage: esclavitud, Disciplina y Dominación, Sumisión y Sadismo, Masoquismo) una serie de prácticas muy asociadas a la llamada cultura leather (cuero). La utilización de esta sigla responde a la necesidad de apartar la connotación negativa que aún tiene el término sadomasoquismo que, aunque hoy se considere una desviación sexual, su categoría puede cambiar, igual que ocurrió con el sexo oral y la masturbación en la segunda mitad del siglo XX.

Definición de roles
En el BDSM, el Intercambio erótico de poder hace referencia a la cesión voluntaria y consensuada de la capacidad de decisión en el ámbito sexual de la pareja; una parte asume el rol dominante y la otra el rol de sumisión. En el consenso y la decisión voluntaria de ejercer prácticas BDSM radica la diferencia fundamental entre prácticas eróticas ‘extremas’ y el abuso o la violencia. La ausencia de un acuerdo puede indicar la presencia de emociones como odio, venganza, o incluso algún tipo de trastorno mental.

Reconocimiento de símbolos
Collar: es el principal símbolo de sumisión en la subcultura BDSM.
Cuerda y esposas: es el principal componente del ‘Bondage’, consiste en atar a la otra persona para inmovilizarla e inhibir así su capacidad de acción.

Látigo: es un elemento propio del sadismo y su uso genera dolor, aunque actualmente se fabrican con diferentes que generan diferentes niveles de aficción.

Palabra de seguridad: dado que las situaciones que envuelven al BDSM contienen fantasías de dominación y por tanto implican un lenguaje de ‘protesta’ por parte del personaje sumiso, que incluyen decir “no más”, “para”, etc., es necesario que los involucrados definan con anterioridad una palabra que indicará el deseo real de detener la práctica; debe ser un término de rápida dicción, máximo dos sílabas, como “stop”, “tango”, “ojo”, etc. La palabra de seguridad generará seguridad y certeza de que no habrá maltrato indeseado.

Prácticas
El sadomasoquismo incluye experiencias que no son disfrutadas por todas las personas, aunque muchas prácticas están más extendidas de lo que se piensa. Si quieres comenzar a ejercer poder o si quieres recibirlo, puedes comenzar con las siguientes:

Arrancar la ropa: es un acto que puede incrementar la pasión de inmediato, porque evidencia la necesidad de estar en contacto con otro cuerpo, puedes hacerlo a tu pareja o pedir que te lo hagan también, descubrirás lo excitante que puede ser.

Nalgada: suele pasar en esta práctica que es más excitante el sonido que el dolor que pueda causar la persona que la propicia, así que si tu preocupación es una posible dolencia, quédate tranquila.

Pellizcar y morder: algunos hombres disfrutan pellizcar los pezones e incluso morderlos, puedes probar hasta cuánto resistes para complacerlo o para descubrir si te empieza a gustar. Por otra parte, a muchos les gusta también que les besen, muerdan y pellizquen los pezones, puedes comprobar si tu hombre es uno de ellos comenzando a acariciarlos o a lamerlos, de su reacción depende si continúas o no.

Atar a la persona (Bondage): es una de las maneras más claras de definir sumisión, se puede atar parcial o totalmente a la persona con el objetivo principal de inmovilizarla; puede incluir vendar los ojos y tapar la boca. La atracción que genera el juego de las ataduras proviene generalmente de la idea de liberarse de responsabilidades e inhibiciones al delegar la responsabilidad del acto erótico a la otra persona.

Fuente: https://www.fucsia.co/relaciones/sexo-y-pareja/articulo/el-dulce-placer-del                                                      -sadomasoquismo/24467

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