María Capote se confiesa en este texto. Ella habla de las ventajas de estos encuentros y de las cosas que usted debe evitar para no hacer el ridículo. Tome nota.
“Una aventura es más bonita sino miramos el tiempo en el reloj” Niche.
Mi primera experiencia de sexo casual (de una sola noche) fue hace un par de años. Cometí el error de creer que a un corazón roto lo cura un polvo y cualquier cosa que no tuviera compromiso ni consecuencias afectivas o emocionales.
Como casi siempre en el sexo casual la noche contuvo más alcohol que minutos de conversación y no importó. Aunque teníamos cosas en común, él era más de yates y tropipop, de camisa desabotonada y de escuchar a Silvestre Dangond en un trancón.
Por eso, lo mejor de todo es que ese tipo de encuentros son dados a experimentar.
Esa noche hubo coqueteo fácil, volátil y sabía que todo se iba a ir como había llegado. Era tenerlo todo y nada al mismo tiempo porque entre cada parte de la conversación fantaseaba con la idea de “¿y qué pasaría si esto funcionara?”. Hasta que recordaba las verdaderas razones por las que estaba ahí y lo que implicaba firmar ese pacto imaginario de complicidad y sobre todo de casualidad.
Recuerdo el espacio y la hora. Recuerdo haber terminado varias botellas con amigos en común antes de irnos a su casa. Recuerdo cómo de manera sigilosa se acercaba y coqueteaba. Lo pedía de manera franca pero seductora. Porque así el sexo casual se dé por hecho es importante conquistar y cultivar.
Nos besamos y ahí todo empezó. Jugueteamos con mi lencería un par de minutos hasta quedar sin nada. En el sexo casual quitarse la ropa es una cosa diferente. Él sabía qué y cómo tocar. Era agresivo, sabía besar, cambiaba de posición y siempre supo mantener toda la atención.
Supo cómo llevarme al clímax y en ese momento, los orgasmos habían adquirido un nuevo significado, uno que no conocía. Repetimos un par de veces, las suficientes como para irme a mi casa por el camino de la vergüenza.
Algunos detalles son vagos. No ha sido mi mejor polvo pero empezaba a entender la dinámica de darlo todo en un instante y luego olvidarlo. Comprendí que se puede conocer a alguien a través del sexo, de sus gestos, de cómo acaricia, cómo habla, de la manera de presentarse, de querer quedarse y de luego irse. Pero sobre todo de ser vulnerable en cuestión de pocas horas.
De mis noches de sexo casual jamás ha trascendido algo. A varios les ha pasado pero a mí no. Jamás se me ha pasado por la mente la posibilidad de encontrar el amor en un polvo o en la cama. Porque a veces creemos que del sexo nace el amor y que el amor es fácil.
Y uno ingenuamente cree que el amor puede ser algo muy parecido a una película de Woody Allen, donde nace de lo trivial, solitario y los protagonistas siempre se acompañan con la sensación constante de embriagarse y de vagar por las calles y tener sexo para luego encontrarse juntos en medio del caos.
Estos son mis consejos para salir victorioso del sexo sin compromiso
Antes de la acción
Si es cita a ciegas no la/lo invite a su casa. No sea fácil, predecible y confiado.
Sea coqueto. Sépalo pedir, insinúelo. Esta parte es estratégica dice mucho de lo que vendrá, deje con expectativas y con ganas de más. Recuerde que el sexo casual es un acuerdo de dos partes.
Si vive con sus papás piense en un lugar que no sea su casa.
Si va a tomar no pida guaro.
No le presente a sus amigos. A la familia tampoco.
No le diga: “te quiero”.
Si no le interesa, no prometa segundas citas.
Si sale de copas no se emborrache tanto, estar muy alicorado hará que no le funcione.
Si está entusada/o el sexo casual probablemente le recuerde a su ex, piénselo dos veces.
No hable de su ex o de su cuento.
Durante la acción
Protéjase por favor. Usar condón es una la regla de oro.
Déjelo todo en la pista. Es sexo casual, de eso se trata.
Pruebe cosas, inténtelo y repita sin pena, (no exagere ni finja). Lo máximo que podrá pasar es que no vuelva a ver a la persona.
Después de la acción
No confunda encoñe con amor.
No mencione a cuantas personas se ha comido antes.
No se trague, es sexo casual y si la vaina trasciende no trasciende del polvo.
No sea guache. Ser caballero no implica que esté tragada/o o que se van a volver a ver.
No pregunte si la vieja está planificando o no.
No se bañe mientras está con la persona, no tuvo sexo con un/una prepago.
No chatee con los amigos ni mande fotos de él/ella entre sus cobijas a sus grupos de WhatsApp.
Si la/lo conoció por Tinder, no abra la aplicación mientras está con él/ ella.
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