El lugar más oculto de lo íntimo

La realidad más inmediata parece fabricar sujetos que se encuentran siempre disponibles para el sexo. O, al menos, ese sería un ideal que se reproduce en ese mandato constante que jamás se rinde en su impaciencia por llevar a las personas a no despreciar la menor instancia de placer.

Pero existe una experiencia del disfrute, bien íntima que puede ser bastante difícil de conquistar o que requiere de técnicas, de un conocimiento más esmerado de esa zona del cuerpo a la que la periodista canadiense Sarah Barmak menciona como vulva.

Orgasmo, el texto publicado por Hekht Libros es una investigación que no pretende llegar a la categoría científica, donde la autora se detiene a indagar y conocer a algunas personas que piensan la necesidad que el sexo, que las prácticas amatorias en general, sean reformuladas.

Si los hombres pueden recurrir al Viagra para lograr un vigor sexual presuroso y resolver una falencia física, en las mujeres no existe una pastilla que proporcione un éxtasis duradero y grandioso. Entre el clítoris y los labios internos de la vagina, se extiende un tejido eréctil, por lo tanto algunos educadores sexuales comienzan a hablar de herecctions (un juego de palabras en ingles entre erección y ella). La mujer tal vez no esté castrada ni viva la ausencia del pene como una falta (esto dicho bajo una lectura forzada y literal del psicoanálisis freudiano), sino que podría tener algo entre sus piernas, aunque bastante más oculto, que adquiera la misma envergadura que un pene..

Pero el grueso del libro se ocupa de una serie de descripciones de prácticas alternativas que intentan establecer ejercicios, formas de instrumentalidad más o menos elaboradas (a las que Barmak se acerca desde una posición bastante crítica pero sin descalificarlas) en las que muchas mujeres buscan encontrar aquello que no sucede cuando tienen sexo con sus parejas o en relaciones ocasionales. En todas estas experimentaciones, que tal vez no sean más que un amplio campo masturbatorio como es el caso de la meditación orgásmica, la autora se pregunta si el sexo puede ser otra variante de la oferta de espiritualidad. Lo cierto es que lo que buscan muchas de estas tecnologías del sexo es despojarlo de todo su espesor político y volverlo liviano y accesible. Entonces Barmak, en una confrontación cuidadosa con su objeto de estudio, señala que la mayoría de las luchas por los derechos y libertades hablan de una vida sin violencia, discriminación o acoso y el orgasmo se sitúa aquí para proporcionar una aproximación a la plenitud. Lo que queda pendiente es pensar ese lugar más oculto de lo íntimo y darle un lenguaje.

Fuente: https://www.clarin.com/revista-enie/ideas/lugar-oculto-intimo_0_xBJnWzXB_.html
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