Esto es lo que se esconde detrás de los sueños eróticos

“… Y los sueños, sueños son”. Nos lo anticipó Calderón, y ese arrebato de lucidez podemos llevarlo también al terreno de la sexualidad onírica: los sueños eróticos, por más que nos inquieten, exciten o alteren… sueños son. Buscarles un sentido o un porqué puede ser un juego divertido y estimulante, pero encontraremos muy pocas certezas detrás.

Desde un punto de vista científico, tener un sueño húmedo no es de una gran relevancia. En mayor o menor medida casi todas las personas los tenemos, y su aparición dependerá de múltiples factores: vicisitudes personales, anhelos, angustias, la edad… No es algo que, en principio, deba preocuparnos. Como explica la psicóloga y sexóloga Rosa Collado, del Centro de Psicología Álava Reyes, “soñar es recoger información que acumulamos durante el día. Y los sueños eróticos forman parte de esa información, de acontecimientos que nos van ocurriendo, sean sexuales o no”.

Cómo funcionan
Veamos el mecanismo: cuando dormimos, nuestro sueño atraviesa una serie de fases, que van de más a menos profundas; aquella en la que aparecen fantasías historiadas es la que se conoce como fase REM. Todas ellas tienen una función fisiológica trascendental, pues sirven para reparar el organismo y consolidar funciones cognitivas, como es el caso de la memoria. De modo que, con independencia de su contenido, soñar es un fenómeno inevitable. Pueden ser pesadillas, el recuerdo de un suceso que teníamos olvidado, nuestra conversión en una estrella de cine, el regreso a la niñez… o un revolcón de antología.

Todo ello es normal, asegura la experta. Ahora bien, ¿podemos extraer algún aprendizaje de estas vivencias? “Los sueños nos dan información sobre nosotros, son una forma de cobrar conciencia de lo que somos. La clave es dar con la forma concreta de procesarlos, entender por qué nos ocurren. Hay que verlos como una respuesta física y psicológica que nos damos a nosotros mismos”, explica Collado.

La traducción de esta respuesta dista mucho de ser una ciencia exacta. Como indica Collado, “existen muchas teorías sobre los sueños eróticos y sus apariciones. Muchas veces, simplemente ocurren, sin demasiada explicación. Lo que no podemos hacer es racionalizarlos, convertirlos en algo ‘real’. Ni tampoco pretender que un mismo sueño erótico tenga una idéntica explicación para dos personas diferentes”.

Imposible controlarlos
Como ocurre con todos los sueños, los de naturaleza erótica tampoco se pueden controlar. Cada persona los vivirá de una forma diferente, pero, por lo general, se suelen percibir con placer o satisfacción. “Debemos preocuparnos principalmente cuando aparece algún sentimiento de hostilidad, cuando son agresivos –advierte la experta–. Ahí podemos encontrar un foco nocivo, algo que funciona mal en nuestras vidas. A través de una alerta tan poderosa como el sexo, nuestro cerebro está recibiendo un mensaje muy potente sobre algo en lo que es necesario actuar”.

Más allá de interpretaciones, merece la pena destacar que los sueños eróticos no solo son normales, sino que también son saludables. Al fin y al cabo, son el reflejo de que tenemos pasiones y vivencias que nos remueven emocionalmente, de que estamos vivos y de que somos receptivos a lo que sucede en nuestro entorno.

Otra cosa es que comiencen a ser demasiado habituales y, sobre todo, que nos despertemos con sensación de malestar y desasosiego. Quizá entonces deberíamos pensar que hay algo en nuestra vida –y no necesariamente relacionado con el sexo– que necesitamos cambiar. En ese caso, se trata de reflexionar e intenta buscar una explicación a qué aspectos marchan mal o podrían ir mejor. Pero, si no es así, podemos disfrutarlos. Sin culpa.

Fuente: https://smoda.elpais.com/placeres/sexo/suenos-eroticos/

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