Una encamada sin orgasmo es un desperdicio. Ábrale un espacio a estas sensaciones en su vida.
Las mujeres somos un manojo de complejidad en todo lo que tiene que ver con la sexualidad y el ‘armamentario’ biológico que tenemos para ejercerla; se podría decir que no existen manuales únicos para describir sensaciones o criterios para homogeneizar las puestas en escena, los gustos y las respuestas femeninas sobre la cama.
Cada mujer es distinta y su sexualidad es tan personal que puedo asegurar que incluso bajo las mismas condiciones y con la misma pareja una mujer puede sentir cosas distintas.
Los orgasmos mixtos, esos que combinan los dos anteriores, son intensos y poderosos; lastimosamente son los más escasos, pero no tienen que dejarse al azar. Hay que buscarlos. Ponerse encima, controlar los tiempos y los movimientos de avance y retirada son tareas nuestras, para lo que se requiere plena colaboración de la contraparte.
Los besos, las caricias y una generosa excitación previa son ingredientes infaltables en este proceso.
Una ventaja grande que les llevamos a los señores es la posibilidad de repetir orgasmos con el mismo estímulo. “Múltiples” los llaman, y también es posible lograrlos con entrenamiento y práctica. La clave es no dejar apagar el estímulo después del primer orgasmo y aprender a seguir sin que los roces nos molesten.
Aquí se vale que los dos utilicen con creatividad toda la anatomía disponible y no desfallezcan. Con el tiempo, salir de uno y entrar al otro (me refiero a los orgasmos) es cada vez más fácil. ¿Que hay otros? A lo mejor sí, pero con estos cuatro quedamos conformes.
No se trataba de sentar cátedra porque, repito, cada una de nosotras está en capacidad de encontrar la vía para lograrlos, pero sí de dejar en la mente de todos que no importa a cuál se llegue, pero que se llegue, porque una encamada sin orgasmo es un desperdicio. Hasta luego.
fuente: http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/salud/sexo-sexo-con-esther-orgasmos-femeninos/16716166