La sexóloga Alessandra Rampolla habla de su experiencia como presentadora en la versión colombiana de “Escuela para maridos” y asegura que es la cantaleta la queja más frecuente de los hombres hacia las mujeres.
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La sexóloga Alessandra Rampolla.
“Desatención, desconsideración y no sentirse diosas ante sus parejas” es la queja más frecuente de las mujeres hacia sus parejas. “No conozco a ninguna mujer que no quiera que su compañero de vida se ‘muera’ por ella. Cuando la relación lleva un tiempo, generalmente los hombres empiezan a ponerse cómodos y faltan las atenciones, entonces la pareja empieza a tener distancia”.
Esa es la conclusión a la que llega la sexóloga Alessandra Rampolla tras la grabación del programa “Escuela para maridos Colombia“. Aunque no es el problema que dicen tener, al analizar la situación la presentadora asegura que las mujeres están cansadas en el fondo de los malos tratos y la ausencia de una bonita palabra; del desgaste típico de una relación.
“Cada marido viene como consecuencia de una queja de su esposa“, por lo que en el reality los espectadores verán problemas de celos, infidelidad, machismo, adicción al trabajo, obsesiones.
Pero esta entrega no sólo tiene el objetivo de ‘convertir’ a cada hombre en el esposo ideal, pues el formato evolucionó y las grabaciones no se enfocan solamente en las ‘clases’. La principal novedad es que las ocho parejas participantes conviven en un mismo lugar, así que además del drama que se vive en el salón de clase se podrá observar las tensiones que cada uno se lleva a casa.
Ahora hay cámaras por toda la casa tipo “Gran hermano” (otro reality) que permiten ver a las parejas cuando se baja la tensión de estar en la “escuela” y estar al tanto de las otras situaciones o discusiones que se generan, no sólo en una pareja, sino con los otros compañeros que se vuelven amigos o críticos unos de otros. También se ven comentarios de más que aportan a peleas o la terapia de grupo que beneficia tanto.
En palabras de Rampolla, “ese proceso diferencial nos permite ver qué tan genuinos son en clase, porque siempre está el estudiante que llega a decir lo que no quiere escuchar“.
La convivencia también aporta más participación de las parejas, que finalmente son quienes les permiten ver a Rampolla si están o no funcionando. “Si después de tres semanas ves que el rostro de esa esposa está más feliz y relajado, sabes que algo está haciendo bien el tipo”, sostiene.
Ante las expectativas de “Escuela para maridos”, la sexóloga aclara queno se cura a nadie ni se hacen milagros, pues cada pareja tiene un historial, algunos superan los 15 años y tienen hijos; por lo que el objetivo de cada capítulo es encontrar el verdadero problema para buscarle solución. Por ejemplo, uno de los factores que entorpecían la relación de unos participantes era la relación del hombre con su padre.
“Él tiene un profundo dolor con su papá que termina afectando a su esposa, entonces en la dinámica familiar lo buscamos y los reunimos”.
Quejas comunes
Ya se dijo que a “Escuela para maridos” cada hombre llega como consecuencia de una queja de su esposa, pero como la relación es de dos, ellos también tienen un tema unánime que les incomoda: la cantaleta.
“Se habló mucho de la cantaleta y les costó mucho entender que la cantaleta femenina, en muchos de esos casos, tenía que ver con que ellos la estaban provocando. Ellos no entienden que cuando tienes que repetir las cosas 42 veces, la siguiente vez no va a ser muy simpática. Muchos lograron darse cuenta que para evitarla solo hay que escuchar, ahí ya tienen la batalla ganada”.
Contrario a lo que se pensaría, no es el sexo o la falta de este lo que más preocupa a los hombres en una relación, aunque Alessandra Rampolla afirma que “el sexo en este programa tiene dos representantes muy interesantes: uno que quiere tener relaciones sexuales cuatro veces al día y otro, un cantante, que le da como excusa a su mujer que se le va la potencia de su voz si tiene sexo y no puede hacer el show”.
Como resultado, la clase de sexualidad generó desconexión, miedos, celos pero también cercanía y comunicación.
Cuando saber que no es el amor de la vida
“Escuela para maridos” estrena programas enfocados en Colombia, Argentina y México, y aunque según Rampolla siempre hay esquemas o quejas típicas, fue el último país donde más se vivió el machismo. De las mujeres colombianas resalta que “no se callan” y que muchas tomaron la oportunidad para demostrar que no permiten ser “maltratadas”.
En este reality no hay una pareja ganadora, pero de pronto hay una que no termine el curso, como ya sucedió en Argentina. Es posible que la gran lección es aprender que él o ella no representa el amor ideal.
“Cuando tienes que elegir entre el amor de tu vida y tu dignidad, al final si no te eliges tú, estás frito. Y cuando la relación llega a un extremo que te empuja a eso, no tienes de otra”, enfatiza la sexóloga, quien recuerda que el “sentimiento amoroso es hermoso, pero armar una vida no es la historia de amor linda, es utilizar eso (el amor) para que te de fuerza en los momentos difíciles, pero tienes que potenciar aquello”.
Rampolla tiene una frase que es la lección perfecta: “Evitar que se vuelva en lo que no quieres, armando activamente lo que sí quieres en pareja. Cada uno tiene sus propias reglas, pero se puede empezar hablando ‘¿cómo te imaginas tú en 20 años?, yo me lo imagino así, entonces para llegar allá hay que hacer esto y esto y apuntamos a aquello'”.
No se sostiene solo con sexo, no solo es buena onda. Si no hay puntos en común, es muy difícil que una relación prospere.
Para Rampolla, “Escuela para maridos” es un programa educativo enmascarado en un reality de entretenimiento. La información que ofrece es buena porque de pronto son casos que le han pasado a tu vecina a tu hermana o situaciones que has vivido con tu ex. La idea es que se puede aprender para no cometer la misma equivocación.
“Escuela para maridos” se estrena el 19 de mayo a las 10 de la noche por Fox Life. El programa cuenta con la participación del periodista argentino Alejandro Fantino y el actor colombiano Diego Cadavid, quien ejerce como mediador en la casa donde conviven las ocho parejas.