Sexo anal: falsas creencias que impiden gozar de esta práctica

La cantidad de prejuicios alrededor del sexo anal es tan numerosa como comprensible si se tiene en cuenta que, como tantos otros tabúes alrededor de la sexualidad, poca (o nula) es la información que se recibe al respecto.

Así, en vez de asociar esta práctica al goce, es común cargarla de ideas falsas que invalidan el derecho al placer, el cual no distingue entre los diferentes géneros.

Mitos sobre el sexo anal
Andrea Orlandini, sexóloga y psicóloga especialista en parejas (en Instagram, @lic.andreaorlandini) mencionó algunos de los principales mitos alrededor del sexo anal que hay que desterrar:

El sexo anal es una práctica que principalmente realiza la comunidad gay.
Es mucho más placentero para las personas con pene porque es más estrecho que el canal vaginal.
Toda persona que lo realice tiene amplia cultura erótica.

Por su parte, Santiago Ruiz Díaz, psicólogo y sexólogo clínico con perspectiva de género (en Instagram, @sexoterapiaok), añadió otras de las falsas creencias más populares:

“No es para mí” / “Es de promiscuo”.
“No lo toleraría” / “Seguro la pasaría mal”.
“Es más excitante que el sexo vaginal”.
“No hace falta usar preservativo, total no va a quedar embarazada”.

Paso a paso para disfrutar del sexo anal
Florencia Salort, ginecóloga y sexóloga (en Instagram, @flordegineco), destacó 10 pasos imprescindibles a la hora de decidirse por el sexo anal:

Lo primero es tener ganas de que suceda. Tener deseo, estar excitada o excitado.
Se tiene que hacer con preservativo sí o sí porque es la práctica sexual de mayor incidencia de transmisión de infecciones sexualmente transmisibles.
Tener mucha confianza con la persona con quien se lo hace.
Para que se produzca la penetración la persona receptora va a marcar los ritmos, cuándo sí y cuándo no. Va habilitando el cómo, el cuándo y el hasta dónde.
Hacer un buen masaje perianal para relajar el ano y todos los músculos.
Usar un muy buen lubricante (no saliva). El mismo tiene que ser en base acuosa o siliconada.
Introducir muy de a poquito el pene o el objeto que penetra.
Si es un juguete, tiene que ser con un tope preparado para el sexo anal; de lo contrario, el recto lo chupa y puede ser muy peligroso.
Si se hace con un dedo, las uñas tienen que estar cortas. Para debilitar infecciones se hace con un dedal.
Si luego se pasa a sexo oral o vaginal, hay que cambiar el preservativo.

Fuente: https://www.clarin.com/relaciones/sexo-anal-falsas-creencias-impiden-gozar-practica_0_DydbEU8Fm.html

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