¿Por qué excita tanto la sexualidad normal de ‘Gente normal’? La experta en intimidad de la serie responde

Dicen sus responsables que el sexo en Normal People (Gente Normal) es honesto, raro, sexy, un poco tonto pero precioso, torpe y crudo. Normal, vaya. En la adaptación de la novela de Sally Rooney, no hay espacio para esas convulsiones hipertrofiadas típicas de Hollywood que, sirviéndose de cualquier pared o pertinente encimera como punto de apoyo y aliñándolo con una sinfonía de quejidos, sollozos y alaridos sofocados, culminan el coito con un éxtasis teresiano en apenas 30 segundos. Lo justo con tal de no tener que pagar más de una jornada de trabajo al doble de culo de la estrella de turno. Las escenas íntimas se han convertido en una de las claves del éxito –pero también de la controversia– de la serie encabezada por Daisy Edgar-Jones y Paul Mescal, los protagonistas de un romance destinado a marcar a una generación. Con motivo del estreno de la serie en nuestro país (Starzplay), repasamos con su responsable la forma y el contenido del sexo de la serie.

“Un coordinador de intimidad se encarga de coreografiar las escenas íntimas en el rodaje y de que los intérpretes se sientan seguros y a salvo durante la creación de las mismas, tanto física como sentimentalmente” explica a S Moda Ita O’Brien, encargada de llevar a la pantalla los encuentros sexuales de la serie y pionera en la profesión. Después de trabajar como bailarina, actriz y directora de movimiento escénico, en 2014 comenzó a concebir un código de conducta para el rodaje de este tipo de secuencias en cine y televisión. Sin embargo, en una industria que toleraba el comportamiento depredador sin atisbo de culpa, no sería hasta 2018, tras la publicación del caso Weinstein, cuando consiguió su primer trabajo como coordinadora de intimidad en la serie de Netflix Sex Education.

Hasta 41 minutos del metraje de la serie (no superior en su totalidad a las seis horas) están dedicados a las diferentes escenas íntimas que los protagonistas tienen a lo largo de los años, aclamadas de manera unánime por la prensa especializada que las tilda como un hito de hiperrealismo en la ficción contemporánea. Una en concreto, en el segundo capítulo, se prolonga hasta once minutos, un tercio de la duración del episodio. La escena, que muestra el primer encuentro sexual de Connell y Marianne, es también la favorita de O’Brien y recomienda enseñársela a los adolescentes. “Es un ejemplo positivo de cómo podemos representar una primera vez: con respeto y protección, dejando que fluya, mostrando cómo ambos piden consentimiento al otro. Fue como reconocer la posible incomodidad que puede surgir cuando uno pierde la virginidad”.

El grueso del trabajo de un coordinador de intimidad tiene lugar en la preproducción. Tanto Daisy Edgar-Jones como Paul Mescal, que apenas se conocían por aquel entonces, han confesado haberse sentido “ligeramente atemorizados” durante los primeros ensayos de las coreografías sexuales. No tanto por pudor, sino por la responsabilidad de encarnar fielmente el trabajo de Rooney. “Primero hablo con el director sobre las escenas, los personajes, la trama y su visión creativa. Después, con los actores, establecemos acuerdos y consentimiento sobre la desnudez: simulamos el movimiento, fijamos dónde tocar y, sobre todo, dónde está el ‘no’. Cuando ponemos límites los actores son libres para hacer lo que mejor saben, actuar”, subraya la coordinadora. El tocamiento genital, por ejemplo, es una línea roja para ella. Los intérpretes visten pequeños parches protectores y les empodera con la capacidad de parar el rodaje en cualquier instante pronunciando una palabra de seguridad previamente acordada. Cada latido, cada respiración, está debidamente coreografiado.

Fanática confesa de la obra de Sally Rooney, O’Brien asegura que no se lo pensó ni un segundo cuando le propusieron la oportunidad de trabajar en la adaptación de esta historia de amor entre dos jóvenes de diferente estrato social, contradictorios, sensibles y magnéticos que no consiguen confluir. Su mayor reto fue el de trasladar de forma respetuosa la vulnerabilidad física y emocional de la novela a la pantalla, teniendo en cuenta que la escritora utiliza las escenas de sexo en su obra para hacer avanzar la narrativa y representar la vida emocional de los personajes. El trabajo de la fotógrafa contracultural Nan Goldin, sobre todo su paleta de colores y la desnudez naturalista de su obra, sirvió como fuente de inspiración al director de los seis primeros capítulos de la serie, Lenny Abrahamson, conocido por películas como La habitación. “Su influencia es evidente en los momentos íntimos, en cómo los protagonistas se desnudan integralmente, sobre todo, en los momentos de reposo y silencio. Aquí hay muy poca sexualización o voyerismo. Solo vulnerabilidad compartida”, sostiene O’Brien.

Pero su audacia explícita no ha sido celebrada desde todos los ámbitos sociales. El obispo independiente Michael Cox, conocido por haber ordenado sacerdotisa a la cantante Sinead O’Connor, cargó contra la cadena de televisión pública del país (RTE) por acceder a emitir una ficción con este tipo de contenido. “Moralmente está mal. ¿Mostrar a un hombre adulto completamente desnudo? Eso ofende a cualquier ser humano de bien. Los jóvenes podrían verlo, incluso las parejas casadas en sus propias casas. Es escandaloso y debería ser detenido”, declaró en el tabloide The Sun. Las quejas de decenas de oyentes a este respecto en la radio pública irlandesa provocaron que el debate sobre el cáliz pornográfico de la serie trascendiera a la opinión pública.

En este caso fue la pareja protagonista, que derrocha una química indiscutible durante los doce episodios de Normal People, la que salió al paso de las críticas. Mescal defendió el trabajo duro detrás de una “representación real, honesta y fiel del sexo entre gente joven” y aseguró estar “increíblemente orgulloso de que se emitieran en las pantallas irlandesas”. Edgar-Jones, por su parte, calificó el trabajo con la coordinadora como un proceso increíble y justificó la trascendencia argumental de las secuencias. “Es una parte fundamental para contar la historia de una relación entre dos personas mientras van creciendo. El lado físico de las cosas es una parte increíblemente importante de eso”, alegó la londinense

Asimismo, las escenas sexuales de la serie alcanzaron tal popularidad que una compilación de las mismas se convirtió incluso en uno de los vídeos más vistos de la web porno más famosa, Pornhub, y los productores se vieron obligados a reclamar su retirada de la plataforma. De unas escenas que, quizá, hayan sido las más honestas y fidedignas que jamás se han alojado en la página.

O’Brien reconoce que, durante el rodaje, sentía que lo que allí estaban haciendo iba a significar un antes y un después, no solo para la serie en sí, sino para toda la industria. “Con Normal People hemos podido demostrar lo que los coordinadores de intimidad podemos aportar a la narración”, concluye la responsable de otras series como Watchmen o Podría destruirte y que actualmente entrena a nuevos coordinadores de todo el mundo para satisfacer la demanda de una profesión ya indispensable en cualquier plató de rodaje.

Fuente: https://smoda.elpais.com/moda/actualidad/normal-people-serie-escenas-sexo-sally-rooney/

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